Hogar Saqueado, Corazón En Llamas

Al cruzar el umbral de su hogar, Elara encontró silencio y huecos donde antes había vida. Los muebles, las fotos y hasta pequeños recuerdos habían desaparecido junto con Caden. Solo quedaba el eco de su abandono y una carta en la cocina anunciando que se había mudado con Liora “porque era lo mejor”, según él.
La rabia le subió como fuego, pero decidió guardarla, convertirla en combustible paciente. Antes de atacar, necesitaba sanar, fortalecerse, pensar con frialdad. Sin prisas ni titubeos. Cada rincón vacío se volvió recordatorio y promesa: no suplicaría jamás. Cuando estuviera lista, su plan caería sobre Caden sin advertencias, y aprendería demasiado tarde a quién había subestimado.